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Historia

El Colegio «María Inmaculada» de Antequera, es una Obra confiada a las «Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones», que participan en la misión de la Iglesia por su consagración, el testimonio de su vida y las obras a las que son enviadas por la misma Iglesia. Saben que la dimensión profética de la vida religiosa «hace de la consagración el mejor camino de Evangelización.

Evangelizar la Cultura, vivir y servir a la Iglesia y a la ciudad donde nace la Obra de Madre Carmen del Niño Jesús, desde las aulas y desde la cercanía en las vicisitudes, necesidades y acontecimientos que han ido marcando el crecimiento del Reino de Dios por estas tierras y que, según nos cuentan nuestras Hermanas en sus «crónicas», ha sido la vocación de este Colegio, cuya historia nace en 1.910, año en que doña Petra Arreses Rojas, Marquesa de Cauche, viene a Antequera desde Argentina, donde vivía, y se pone al habla con el sacerdote don José Guerrero González.

Quiere dar cauce a un proyecto que había forjado en aquellas tierras con su esposo, don Antonio Perea Muñoz, muerto hacía poco tiempo: la fundación de un asilo para niños pobres en Antequera. Don José le aconseja confiarlo a las Franciscanas de Madre Carmen y se acuerda la fundación: la señora Marquesa entrega a don José 50.000 pesetas par mobiliario, ropa de iglesia, uniformes para niños y un avance para el arquitecto cuando empiecen las obras.
Se busca terreno para el edificio y el día 11 de marzo de 1.911 se firma la escritura de compra.

El 28 de marzo de 1.912 se reúnen en el solar doña Petra Arreses, don José Guerrero, Madre Trinidad -entonces Superiora General-, la secretaria, Madre Carlota, don José García Sarmiento, y el arquitecto, don Mariano González Rojas. El 15 de abril se firma el presupuesto de la obra y el 16 de mayo se abren los cimientos para el nuevo edificio en presencia del señor Vicario, don Rafael Bellido, que bendice el terreno.
Pocos días antes, el 3 de mayo, ha ingresado doña Petra en el Convento de las Carmelitas Descalzas.
En Noviembre de 1.916 la señora Marquesa -ahora Hermana Josefa de la Cruz- cita a la Madre General y le comunica que ha tenido serios disgustos con el arquitecto de la obra emprendida y que va a hacer la Profesión solemne y, según las normas de la Iglesia, ya no podrá intervenir, en adelante tiene que desentenderse de las obras.
Compra para la Iglesia las imágenes, candeleros, vía crucis, palio y ornamentos, pero no podrá comprar los altares, confesionario y púlpito, como estaba convenido.
El señor notario está elaborando un documento por el que se transfieren las obras a las Hermanas. De momento se suspenden las obras.
Llegamos a 1.919. En enero van la Madre General y la Madre Secretaria a Sevilla para entrevistarse con el arquitecto. El asunto de la obra tiene mal arreglo: además de perjuicios notables y venta de materiales, el arquitecto pide 45.000 pesetas. Se nombra al abogado don Manuel Rojas Marcos para que haga las gestiones posibles. Se acuerda entregar al arquitecto 27.000 pesetas y dar por terminado el asunto mediante un documento que se firma el 14 de abril.
A partir de ese momento se encargan las Hermanas de continuar la obra.
El día 2 de julio de 1.919 firman la escritura de compra-venta. ¡Urge la gloria de Dios! ¡Manos -y entusiasmo- a la obra! Enlucido, techos, puertas, pavimento, … para terminar el pabellón de calle Correa, a ver si el próximo año se puede empezar en firme.
El día 3 de julio de 1.920 se instala la primera Comunidad, formada por Madre Carlota, Sor Pacífica, Sor Agustina, Sor María Angélica y Sor Consolación. Y se celebra la primera Eucaristía, con toda la solemnidad que se puede, en una capilla todavía provisional, pero, ¡con qué gozo! Al final se entona el Te Deum Laudamus. ¡A Tí, oh Dios, te alabamos! porque deseamos que, en adelante, todo cuanto se proyecte y se realice dentro de estos muros sea para alabanza tuya y bien de la humanidad.
En octubre de 1.920 se abren las primeras clases para adultos y párvulos, con una matrícula de 150 alumnos.
En octubre de 1.921 se cierran las clases. La Madre General accede ante una necesidad urgente, para la que hacen falta la casa y las Hermanas: instalar un hospital de sangre para los heridos de la guerra de África. El 8 de octubre llegan los soldados y Antequera los acoge con marchas militares y muestras de cariño. Aquí reciben atención sanitaria y espiritual.
El 11 de diciembre de 1.921 visita el hospital de sangre su Majestad la Reina Doña Victoria Eugenia. Un mosaico en la entrada principal del colegio recuerda este hecho.
En junio de 1.922 marchan ya los soldados y se cierra el hospital. En octubre se vuelven a abrir las clases y el internado.
En 1.924 se hace sitio a otra necesidad; ésta sin reducir el colegio: se abre «La Gota de Leche», para niños pobres que no pueden ser criados por sus madres.
También la capilla necesita más espacio, resulta insuficiente la que se instaló provisional junto a la entrada. En 1.925 comienzan las obras de la capilla nueva. El 18 de noviembre de 1.928, bendición y traslade del Santísimo, y el 19, fiesta de Santa Isabel de Hungría, se celebra la primera Eucaristía en la iglesia nueva.
Día de San Francisco de Asís, Año 1.932. Se inaugura un comedor de caridad, mantenido por la acción Católica, bajo la presidencia de la Señora Marquesa de Cauche. Se mantiene hasta enero de 1.935.
Desde marzo de 1.935 se prepara un rancho diario para 150 personas. Es costeado por el Excelentísimo Ayuntamiento.
En mayo del mismo año se abre la cantina escolar, para alumnos de las Escuelas Nacionales. Las Hermanas hacen la comida, que se reparte luego a las escuelas en el coche de la estación.
Sigue funcionando «La Gota de Leche». Miles de biberones preparados, cientos de niños atendidos, …
1.936 en la historia del Colegio tiene el sello amplio y generoso del corazón de Madre Carmen, que ella aprendió en él de Cristo.
Se construye en la iglesia la gruta para las imágenes de la Virgen de Lourdes y Santa Bernardita.
De mayo a junio funciona de nuevo la cantina escolar.
El 18 de julio se da comida gratuita a los niños.
El 22 de julio, el señor Prieto, alcalde de Antequera, pide a Madre Trinidad que las Hermanas preparen la comida para las Milicias. La Madre accede y se comienza esa misma tarde.
El día 7 de agosto, en un camión conducido por milicianos, traen desde la Victoria a las 21 novicias que no son de Antequera, junto con Madre Gertrudis y la Maestra de novicias, Madre Expectación. Traen también los restos de Madre Carmen.
El 12 de Agosto entra en Antequera la Columna al mando del General Varela. Y el día 14 pide a las Hermanas que hagan la comida para los marinos que vienen en la columna. Se accede. Al día siguiente, a petición de don Santiago Vidaurreta, entonces alcalde, se alojan en el Colegio dos compañías de Ingenieros Zapadores que, a causa de los bombardeos, no pueden seguir instalados en la Plaza de Toros.
Del 16 al 19 de agosto se hunden, por el bombardeo, dos clases del primer pabellón del Colegio. No hay desgracias personales.
El día 19 un camión lleva de nuevo a la Victoria los restos de Madre Carmen. Van también las 21 novicias y algunas Hermanas más. Quedan en la Comunidad de la Inmaculada: Madre Gertrudis, Sor Teresa, Sor María Angélica, Sor Elvira, Sor Prudencia, Sor María Cristina y Sor Asumpta. A primeros de septiembre vuelven: Madre Trinidad, Sor Jesús María, Sor Javiera, Sor Eufemia y Sor Clara.
Se intentan comenzar las clases, pero la población no tiene aún sosiego para reanudar las actividades con normalidad.
Los datos de «La Gota de Leche» -que no ha dejado de funcionar- en este año: 50.173 biberones para 58 niños.
En 1.937, con el Colegio y «La Gota de Leche» funcionando, todavía hay compañías de soldados ocupando parte de la casa.
Casi la misma situación en 1.938.
1.939. En enero hay una tanda de Ejercicios Espirituales a la que acuden chicas jóvenes de varios pueblos.
En abril, celebraciones de la Santa Misa para el cumplimiento Pascual del Batallón Cádiz 321 y para una Compañía de Sanidad.
En octubre se empieza a dar comida diaria a 30 niños.
Se marchan ya, definitivamente, los soldados.
La asistencia a niños necesitados, en la década de los 40, requiere mil trabajos extras, rifas, veladas, donativos, … para obtener fondos y poder conseguirles ropa, comida, juguetes.
Los últimos datos de «La Gota de Leche»: en 1949, 83.933 biberones y 76 niños lactantes. En 1.951 se traslada al Hospital Municipal.
En lo académico sigue aumentando la matrícula. Se preparan niñas para obtener el Certificado de Estudios Primarios.
En 1.941, siendo don Antonio Rodríguez director del Instituto Pedro Espinosa, se traslada aquí el Instituto Femenino de Enseñanza Media, que es atendido por Madre Sagrario, Sor María Clementina, Sor María Covadonga, Sor Elisa, don Francisco Catena, el padre Andrés de Málaga, las señoritas María del Carmen García Balmosí y Ana María Mora. En el año 1954 y siguientes, las alumnas del Bachiller del Colegio son atendidas con actividades de refuerzo y estudio, y asisten al Instituto en las horas de clase. Hasta el curso 57-58, en que se traslada de nuevo el Instituto para unificarlo en el masculino.
Desde el curso 55-56 se empiezan a preparar alumnas de Magisterio, que se examinan en la Escuela Normal de Málaga.
La Escuela de Magisterio Rural, fundada por don Ángel Herrera Oria, entonces Obispo de Málaga, y una de sus obras sociales más queridas, se inaugura en febrero de 1.954 y funciona hasta diciembre de 1.959, en que termina su régimen de estudios.
Es en mayo de 1.959 cuando se gestiona con el Ministerio de Educación la Clasificación del Colegio como como Reconocido para el Bachillerato Elemental, y poco después para Bachillerato Superior. Aumenta el número de alumnas internas y externas.
1.960. Comienza a funcionar la Escuela Madre Carmen, una escuela-taller en la que se evangeliza promocionando a jóvenes antequeranas en trabajos de confección y punto.
Se funda en el Colegio la Congregación Mariana. Un grupo de 33 alumnas y ex alumnas reciben la insignia en la Vigilia de la Inmaculada.
Hacen los Cursillos de Cristiandad 50 hombres. Es la primera de las muchas tantas con que el trabajo de las Hermanas atendió a esta preciosa obra de la Iglesia durante años.
Y en los entresijos de la historia, el anhelo que dio sentido a la Obra de Madre Carmen: «Enseñar a conocer y amar a Dios».
En tiempos de guerra y en tiempos de paz, con los niños y jóvenes, con los soldados, con las obreras, con los cursillistas, con madres y padres de familia …, Ejercicios Espirituales, Confesiones, Primeras Comuniones, Confirmación, Veladas Misioneras, Triduo de la Virgen de Lourdes, Novena de la Inmaculada, mes de Mayo, Rosario de la Aurora, Exposición del Santísimo, Campañas Vocacionales, Asistencia a Congreso Eucarístico, Encuentros de Congregaciones Marianas, Marchas y Asambleas de Montañeras de Santa María, Encuentro Internacional de la Juventud con el Papa, Paz y Bien.
Las páginas de lo que pudieran seguir, cualquiera que lea estas líneas puede reconstruirlas, porque son parte de su historia.
Demanda creciente y ampliación del internado.
Nuevas necesidades académicas, por las que se transforman en aulas y pabellones de clases, gimnasio, laboratorios, biblioteca …, los espacios que fueron salas y lavadero de Magisterio Rural, atarjea, carbonera, taller de Alfonso.
Nuevos ámbitos desde los que evangelizar la cultura, favoreciendo una educación integral, llevan a construir el Salón de Actos, Aula de Música, Sala de Proyecciones; a transformar la huerta en cancha de Deportes.
El crecimiento del grupo que se preparaba en el Colegio y se examinaba de Magisterio en la Escuela Normal, ofrece una perspectiva nueva al Colegio: formar, además de los niños y jóvenes, maestros cristianos que eduquen en cristiano. Habrá que hacerle sitio. Y la Obra va tomando cuerpo hasta convertirse en la Escuela Universitaria de Magisterio, con la Diócesis de Málaga como titular y con la colaboración de los Hermanos y las Hijas de la Caridad.
Y las pacientes horas de ensayo que la Coral dedica a preparar lo que en cada actuación quiere ofrecerse: mensaje de evangelio hecho armonía.
¿El espacio y la fuerza para tanto? La Capilla, en el centro del Colegio, es la explicación: Ahí está María Inmaculada, nuestra Reina y Madre; ahí está Jesús Eucaristía. Son dos Corazones hacia los que converge todo y desde los que parten la fuerza, la alegría, la capacidad de ensanchar horizontes, la fe en el ser humano, el valor evangélico del quehacer cultural.